Capítulo 3

Las luchas de las mujeres en Colombia

La lucha de las mujeres y organizaciones de mujeres colombianas como la Ruta Pacífica de las Mujeres ha sido muy relevante para conseguir una salida negociada y pacífica del conflicto armado. Fotografía de Javier Sulé en noviembre de 2013.

Las luchas feministas en Colombia han estado fuertemente marcadas por las causas y las consecuencias del conflicto social y armado, que afectó a las mujeres de una manera diferencial. Como en la mayoría de las guerras, las mujeres sufren la instrumentalización de su cuerpo, el reclutamiento, el desplazamiento, las torturas, los embarazos no deseados, los abortos forzados o las violencias sexuales, físicas y emocionales.

En los últimos años, los movimientos feministas colombianos han construido espacios desde lo social, lo comunitario, lo académico y/o el activismo para determinar las posibles rutas que posibiliten el reconocimiento y el goce efectivo de sus derechos. Por supuesto, nada de esto hubiese sido posible sin la movilización de diferentes organizaciones de mujeres y de la comunidad LGTBIQ+, disidencias sexuales y corporales, que se han posicionado con un objetivo en común: construir una paz sostenible con un enfoque de género que luche por eliminar la desigualdad y la discriminación. Para que el cuerpo de las mujeres deje de ser usado como botín de guerra.

El Acuerdo de Paz firmado en noviembre de 2016 por el Gobierno y las FARC-EP supuso un avance importante en la representación de las mujeres. De hecho, la transversalización del enfoque de género en los Acuerdos es reconocido como un hito a nivel mundial.

En este capítulo se encontrarán voces de mujeres, feministas, lideresas y firmantes de paz, que a través de sus espacios de liderazgo han apostado por agendas feministas en pro de las niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres y colectivo LGBTIQ+, disidencias sexuales y corporales para un cambio real y duradero de las políticas gubernamentales, sociales y del futuro de Colombia.

Yurany Cuéllar es lideresa campesina de la región del Magdalena Medio con la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC). Actualmente, ejerce la dirección de la Coordinadora de Mujeres del Nororiente de Colombia. Desde este liderazgo han trabajado temáticas enfocadas al acceso a la tierra para las mujeres, derechos sexuales y reproductivos de las niñas y las mujeres en el ámbito rural, y la importancia del fortalecimiento de los liderazgos femeninos en el territorio. Hoy es una de las voces más reconocidas a nivel nacional por su lucha en pro de los derechos de las mujeres y la comunidad campesina.


Todo el trabajo desarrollado por la Coordinadora de Mujeres también se ha construido gracias a procesos como el de la Asociación Campesina del Catatumbo (ASCAMCAT). María Carvajal es una lideresa campesina de la región del departamento del Norte de Santander, fronteriza con Venezuela. Entró a formar parte de ASCAMCAT en 2005, cuando eran muy pocas mujeres. Su trabajo ha sido reconocido en la región, tanto por su lucha en la defensa de los derechos de la comunidad, como en la inclusión de más voces femeninas en los procesos sociales. Para ella, los liderazgos en Colombia deben ser visibilizados y reconocidos mientras estén vivos.

María Carvajal

"Yo en el paro vi bastantes mujeres, ya bastante empoderadas y eso me dio mucha tranquilidad. Me dio esperanza"

María Carvajal lideró el proceso del refugio humanitario de Saphadana, en el municipio de Tibú (Catatumbo), tras el desplazamiento forzado de la población y la situación de inseguridad por la confrontación armada en la región. Fotografía de Marta Saiz en febrero de 2018.

Hacia el enfoque de género
en los Acuerdos de Paz

Todo este trabajo y lucha de las mujeres defensoras y lideresas fue una parte importantísima para que el Acuerdo de Paz tuviera un enfoque de género transversal. Gloria Tobón es activista feminista pacifista que ha dedicado la mitad de su vida a trabajar por los derechos de las mujeres, especialmente de aquellas afectadas por el desplazamiento forzado debido al conflicto armado.


“Mientras los hombres se metían a la guerra o eran asesinados, las mujeres se convertían en jefas de hogar. Ellas son las supervivientes del conflicto” - Gloria Tobón



De estas 122 medidas, apenas el 20% han generado un avance en su implementación, según el Grupo de Género en la Paz (GPAZ) en 2021. Durante las negociaciones de los Acuerdos, se logró la representación de comisionadas por parte del Gobierno y de las FARC-EP. Victoria Sandino fue quien representó a la antigua guerrilla en la subcomisión de género. Originaria de Tierralta, se define como feminista, luchadora por la paz y rebelde, cuestionando el estado de todo. Es periodista, militante de la Juventud Comunista, integrante de la Unión Patriótica, firmante de paz y ex senadora de la República.

Y es que, no existe un único feminismo en Colombia. En cada territorio, las necesidades y los contextos son diferentes, por lo tanto, las luchas también. Al igual que Sandino con el feminismo insurgente, Yurany Cuéllar habla desde la experiencia del feminismo campesino y popular. Un feminismo que pone en relieve la poca participación política de las mujeres en los espacios de participación, y que lucha por la vida y el territorio. Un feminismo que se construye desde todas las esferas junto a todas las compañeras, pero también con los compañeros.

Yurany Cuéllar

"Nuestro feminismo campesino y popular, lucha por la vida, lucha por la tierra, lucha por la semilla nativa"

La lideresa Yurany Cuéllar durante su visita a Barcelona en mayo de 2022 para participar en la I Edición de la Escuela de Defensoras, un proyecto de International Action For Peace y la Asociación Catalana por la Paz. Fotografía de Juan Camilo Moreno.

Uno de estos escenarios políticos donde se vieron fortalecidos los movimientos feministas colombianos, gracias a sus luchas, se dio lugar el 21 de febrero de 2021, cuando la Corte Constitucional de Colombia falló a favor de la despenalización del aborto en las primeras 24 semanas de gestación. Esto permitió que el país se uniera a la marea verde de América Latina.

Una victoria histórica que no hubiera sido posible sin la demanda de la agrupación de organizaciones feministas Causa Justa. En el país, el aborto desde 2006 estaba permitido en tres causales: riesgo para la vida y la salud de la persona embarazada, la existencia de malformaciones fetales o una violación. Y hoy, gracias a la despenalización, ninguna mujer, niña y/o persona gestante podrá ser criminalizada por acceder a un aborto libre y legalmente.

Daniela Santos forma parte de Causa Justa. Desde su experiencia explica cómo fue el proceso para conseguir lo que define como un hito histórico de la historia del feminismo en Colombia. Y recuerda una de las arengas más famosas que se escucha en las manifestaciones:

“Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”

Un grito que hoy todavía retumba en las calles de un país católico y tradicionalmente conservador.

Daniela Santos es trabajadora social, activista experta en temas de género y juventud desde hace 16 años en América Latina. Actualmente vive en Barcelona. Fotografía de Marta Saiz en enero de 2023

DANIELA SANTOS

"El movimiento implementó toda una estrategia de comunicación, de movilizaciones y una estrategia legal para la despenalización del aborto"